4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero
elegida, preciosa ante Dios,
5 también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un
edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios
espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo.
6 Pues está en la Escritura: = He aquí que coloco en Sión una piedra
angular, elegida, preciosa y el que crea en ella no será confundido. =
7 Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrédulos, =
la piedra que los constructores desecharon, en piedra angular
se ha
convertido, =
8 = en piedra de tropiezo y roca de escándalo. = Tropiezan en ella
porque no creen en la Palabra; para esto han sido destinados.
9 Pero vosotros sois = linaje elegido, sacerdocio real, nación santa,
pueblo adquirido, = para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado
de las tinieblas a su admirable luz
10 vosotros que en un tiempo = no = erais = pueblo = y que ahora sois
el Pueblo de Dios, de los que antes = no se tuvo compasión, = pero ahora =
son compadecidos. =
11 Queridos, os exhorto a que, como = extranjeros y forasteros, = os
abstengáis de las apetencias carnales que combaten contra el alma.
12 Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que,
en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de
vuestras
buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita.
13 Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana: sea al
rey, como soberano,
14 sea a los gobernantes, como enviados por él para castigo de los que
obran el mal y alabanza de los que obran el bien.
15 Pues esta es la voluntad de Dios: que obrando el bien, cerréis
la
boca a los ignorantes insensatos.
16 Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la
libertad un pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios.
17 Honrad a todos, amad a los hermanos, temed a Dios, honrad al rey.
18 Criados, sed sumisos, con todo respeto, a vuestros dueños, no sólo
a los buenos e indulgentes, sino también a los severos.
19 Porque bella cosa es tolerar penas, por consideración a Dios,
cuando se sufre injustamente.
20 ¿Pues qué gloria hay en soportar los golpes cuando habéis faltado?
Pero si obrando el bien soportáis el sufrimiento, esto es cosa bella
ante
Dios.